Lobos sin dueño, 2013
WARNER MUSIC SPAIN
Voces que celebran 'A cántaros':
Luis Pastor y Lourdes Guerra, Cristina Lliso, Olga Manzano, Ismael Serrano, Olga Román, Manuel Cuesta y Álvaro Urquijo.
Luis Mendo: guitarras y cuerda
Nacho Sáenz de Tejada: guitarras
Christian Pérez: contrabajo
Santi Vallejo: Hammond y trompeta
Producción musical y arreglos: Luis Mendo
Técnico de sonido: Fran Gude
(Versión grabada en el verano de 2012)
Letra y música: Pablo Guerrero
Realización: Enrique Cidoncha y Juan Eladio Hernández
A cántaros, 1972
Tú y yo, muchacha, estamos hechos de nubes
pero, ¿quién nos ata?
Dame la mano y vamos a sentarnos
bajo cualquier estatua.
Que es tiempo de vivir y de soñar y de creer
que tiene que llover
a cántaros.
Estamos amasados con libertad, muchacha,
pero, ¿quién nos ata?
Ten tu barro dispuesto, elegido tu sitio,
preparada tu marcha.
Hay que doler de la vida, hasta creer,
que tiene que llover
a cántaros.
Ellos seguirán dormidos
en sus cuentas corrientes de seguridad.
Planearán vender la vida y la muerte y la paz.
¿Le pongo diez metros, en cómodos plazos, de felicidad?
Pero tú y yo sabemos que hay señales que anuncian
que la siesta se acaba.
Y que una lluvia fuerte, sin bioencimas, claro,
limpiará nuestra casa.
Hay que doler de la vida, hasta creer,
que tiene que llover
a cántaros.
WARNER MUSIC SPAIN
Voces que celebran 'A cántaros':
Luis Pastor y Lourdes Guerra, Cristina Lliso, Olga Manzano, Ismael Serrano, Olga Román, Manuel Cuesta y Álvaro Urquijo.
Luis Mendo: guitarras y cuerda
Nacho Sáenz de Tejada: guitarras
Christian Pérez: contrabajo
Santi Vallejo: Hammond y trompeta
Producción musical y arreglos: Luis Mendo
Técnico de sonido: Fran Gude
(Versión grabada en el verano de 2012)
Letra y música: Pablo Guerrero
Realización: Enrique Cidoncha y Juan Eladio Hernández
A cántaros, 1972
Tú y yo, muchacha, estamos hechos de nubes
pero, ¿quién nos ata?
Dame la mano y vamos a sentarnos
bajo cualquier estatua.
Que es tiempo de vivir y de soñar y de creer
que tiene que llover
a cántaros.
Estamos amasados con libertad, muchacha,
pero, ¿quién nos ata?
Ten tu barro dispuesto, elegido tu sitio,
preparada tu marcha.
Hay que doler de la vida, hasta creer,
que tiene que llover
a cántaros.
Ellos seguirán dormidos
en sus cuentas corrientes de seguridad.
Planearán vender la vida y la muerte y la paz.
¿Le pongo diez metros, en cómodos plazos, de felicidad?
Pero tú y yo sabemos que hay señales que anuncian
que la siesta se acaba.
Y que una lluvia fuerte, sin bioencimas, claro,
limpiará nuestra casa.
Hay que doler de la vida, hasta creer,
que tiene que llover
a cántaros.
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